agosto 14, 2010

Plaza tercer Milenio

La cacofonía de candados y cerrojos
guardaron mercancía y sospecha.
Difuntas escaleras eléctricas
abrieron su dentadura
a taconazos disolventes del tumulto.

No se respeta el horario si el miedo al robo
nuestra respiración
única música ambiental.

Si el desamparo de los neones nos abandona
ni Prada, ni Calvin Klein patrocinan seguridad.

Caducos letreros de emergencia
inútiles aspavientos de yo madre, yo mujer
yo hombre, yo solo en un parque tercer milenio,
donde sólo ahí, solo
puedo huir de lo que temo.
Pero en esta noche la oscuridad
me escupió entre puertas transparentes
y entonces a mí, hijo;
a mí, empleado; a mí, guardia,
los diccionarios de todo el mundo me parecen inservibles

y nos apartamos
cada quién con su dialecto.

No hay comentarios.: