junio 08, 2006

POETAS TEJIENDO REDES

Se metieron entre poemas que funcionan como piezas únicas en los que se intenta dejar capturada y pulida una idea poética, dicen ellos.
Quieren saber si se están construyendo espacios comunes a través del poema, de entre y a pesar de las barreras del idioma.
Con su Generación del Cordero le apuestan a ampliar la comunidad poética. Por eso y por muchas otras convergencias poéticas Carlos López Beltrán y Pedro Serrano están aquí, dando la cara por la traducción de más de doscientos poemas del inglés al español. Compartimos la idea de contenernos en redes poéticas y me incluyo porque ellos, en un sustancioso prólogo se han incluido y además invitado a quienes se vinculen a esta comunidad que según su visión, debiera contener a individuos que aunque no se conozcan ?generan un movimiento hacia el exterior, poetas que transitan por todos los espacios posibles y en compañía de aquellos que se acerquen?. Y aquí estamos cerca, tratando de darle un nuevo aire a este cometa voluminoso en su siguiente vuelta al sol, ¿o no Carlos?
Me queda claro que su trabajo de aproximadamente siete años, sus desvelos y afanes por realizar lo que ellos llaman translaciones de poemas acomete a un objetivo mayor, anhelante y sigiloso, y si no, que mejor testimonio gregario el de reunirnos esta noche al calor de la Generación que ellos bautizaron, después de casi trescientos títulos en la lista, porque, en primer lugar, el cordero simbólicamente es gregario y en segundo lugar, según ellos mismos cuentan, el pub donde unos ocho de los antologados se reunían a tallerear se llamaba Lamb, lugar al que Carlos y Pedro eventualmente fueron congregados a compartir poesía . Un título atractivo me han comentado quienes se acercan al libro por primera vez. Enigmático y sin duda integrador desde mi perspectiva, pues La generación del Cordero por ser un trabajo de traducción y selección sin precedentes en México, provoca curiosidad al principio, sorpresa, y ahora, que he experimentado sus efectos, que me he paseado por sus imágenes, que he capturado la esencia de su ardua y minuciosa labor de traducción, me atrevería a declarar que atiza fenómenos de convocatoria.
Veintiocho vivos. Veintinueve poetas incluidos en esta antología se nos acercan con su conversación en materia poética, conversación de una compleja y mutante sociedad británica que ha producido una generación de poetas que intenta renovar el sitio y la función de la poesía en los tiempos movedizos que vivimos. (?) Poetas que han entendido que el poema tiene que sufrir aún muchas mutaciones y recorrer veredas antes de que se les consigne al gabinete de curiosidades del pasado.
Pedro y Carlos buscan de alguna manera trasladar esa vibración, esa efervescencia creativa hasta este lado del mundo, donde nuestras referencias de poesía británica son escasas, lejanas, apenas cuelgan del consumido hilo de T.S. Eliot, Ted Huges y acaso Seamus Heaney.
Optaron por arriesgarse, sabiendo que ?la traducción implica sopesar, decidir y pagar el costo, pero de las variadas técnicas de traducción, el trabajo en equipo, los hizo decidirse por la traslación. Imagino un trabajo geométrico, de estos ejercicios que realizábamos en secundaria, cuando con escuadras, compás y transportador, repetíamos pantográficamente una figura. Los poemas han sido tomados de sus ángulos, jaladas un poco sus aristas, redibujados lingüísticamente, reproducidos en su semántica, en fin, traídos desde el otro lado del Atlántico minuciosamente por dos piratas, dos cigüeñas, dos poetas.

Ensayamos a ser otros, los alter ego de poetas como Paul Moldoon, Simon Armitage, Don Paterson, Maurice Riordan, Michael Donaghy, por mencionar algunos al azar. Se despojaron de su estilo de escritura poético y como traductores pero poetas -obvio-trataron de rehacer el estilo particular de cada poeta en español.

La idea de ejes de simultaneidad los hizo reunir a poetas que fueron conociendo durante sus largos períodos en Inglaterra, principalmente en Londres. La cercanía de compartir una cerveza en un pub con algunos de ellos, la sorpresa de encontrarse con otros en el camino, aún sin conocerse físicamente, se me antoja emocionante. Una corriente desde el Atlántico hasta el golfo por este mar de poetas donde han navegado sin duda, horas de sueño, sueños de horas y una dedicación que va en contra del egoísmo.
Imagino a Pedro y a Carlos indecisos, discutiendo o disputándose una palabra, dicen que hasta que el cansancio los vencía.
A lo largo de la lectura bilingüe de libro asoma su mimetismo con los poetas británicos La experimentación de tactismos, tropismos a fuerza de experienciar esta epifanía poética, del contacto directo, vivo, descarado. Porque este libro es un descaro, claro, quien se atrevería a traducir a veintinueve poetas procedentes de diferentes zonas, de diferentes comunidades culturales, algunos aislados de los mundillos literarios. Sólo dos estudiosos de letras inglesas, dos arriesgados que de seguro arriesgaron hasta la amistad al encerrarse a trabajar por lo que ahora parece un librote de casi mil páginas.
Están aquí porque como Corderos han sacrificado mucho para que hoy nosotros tengamos la oportunidad de tomar en nuestras manos más de doscientos poemas para soñar, para empatarnos, para emocionarnos, para lo que se nos pegue la gana.
Este ejemplar de ediciones Trilce, está aquí para fijar una ruta de ida y venida para proponer un mapa tanto a hispanoparlantes como a poetas y lectores originales del inglés.
Günter Blöcker dice que una de las contradicciones de nuestra época consiste en rechazar obstinadamente la conciencia de su propia riqueza. Me parece que no cualquiera se atreve a dar la cara por veintinueve individuos con un racimo de poemas cada uno y en cada poema un cosmos, en cada verso un reto, en cada letra una decisión que podría costarles la afilada critica. Pero quien se atreva que levante la mano. Yo me puse necia ?como siempre- desde que conocí el libro no tuve más que beneficiarme de su riqueza comencé una campaña ?Pro Corderos? porque si en algo hemos de trabajar como poetas es en tejer redes, somos tantos y tan pocos tejen.
Nosotros seremos testigos de idas y venidas, de imágenes que cada poeta recogió en algún momento de su vida, de las decisiones de Pedro y Carlos al traducir. ¿Nos tocará juzgarlas? Yo invitaría más bien a degustarlas y a identificar si su sabor es amargo o dulce, agrio o salado, a tener el tacto de recrearse y regodearse, de repeler o erizarnos.
Vinieron desde la ciudad de México a dar la cara por este proyecto, la red sigue tejiéndose de manera coincidencial, y cito a Simon Armitage en su poema NO ES LO QUE HACES, SI NO LO QUE ESTO TE HACE: ?Y sospecho que el nudo en la garganta/ y la sutil sensación en cascada, en algún sitio dentro de nosotros, son ambos parte de esa/ intuición de algo más. Esa emoción, quiero decir.? La emoción de tender hacia Guadalajara un hilo de esta esperanzada red con lo que me veo obligada a dos cosas, una lograr el lazo. Otra, decir Gracias Corderos.



Dora Moro
Guadalajara, Jalisco 7 de junio, 2006

1 comentario:

or dijo...

Dará gusto leer al Cordero. No recuerdo si tomé cerveza en algun pub llamado Lamb pero si recuerdo comer kebabs de cordero.