enero 27, 2006

A continuación fragmentos* sobre la experiencia de la traducción de poemas, con motivo de la semana que nos ha espolvoreado los dedos.

Traducir exige tomar desiciones, sopesar ganancias y costos, arriesgarse a apostar por una carta del poema en detrimiento de otra, optar por reflejar una de las dos propiedades complementarias(...)
(...)Arriesgarse lo es a perder. claro , pero este es el juego de todo arte.
(...) existen dos principales modos de traducir; uno que trata de respetar al máximo la "propiedad" del autor del poema siguiendo de cerca el espíritu y la letra de lo escrito por este: y otro que, al contrario, se apropia del poema, lo hace suyo, y se toma las libertades necesarias.
traslaciones y versionespodríamos llamar a cada una de estas estrategias de traducción. Entre estos dos extremos, por supuesto, hay muchos vericuetos y matices. En principiolo más importante es construir en otra lengua un poema que sea efectivo como tal, que genere en el lector efectos estéticos similares y comparables a los del poema original. Para acercarse a ello cualquier método es válido. Sin embargo, esto no borra la diferencia; la apropiación o la traslación imprimen en el poema traducido sentidos divergentes.
Al pasar de una lengua a otra un poema, éste tiende a perder la tensión de su trama, la cual es necesario reconstruir. Una traducción apegada a ciegas al original es siempre desleída y amenudo ilegible. Las palabras tienen pliegues y despliegues que en un paso directo desaparecen. Lo que queda es un engendro. Se trata de encontrar de nuevo en la malla de la lenguarecipiente, la tensión del poema origianl. El punto de inflexión entre una traslación y una versión se da precisamente en este momento del suspensoen que el poema se vierte a la otra lengua. En el caso de la versión, el traductor trae a su molinodeterminado poema, lo macera y hace suyo el polvo, para así fabricar una argamasa propia. El nuevo texto se repliega y despliega después bajo los resortes literarios del traductor, lo que lo hace aparecer como una obra distinta, que solo alude al original.El poema motivo, al pasar a otra lengua es desnaturalizado y construido por el traductor, que escribe otro poema. Lo independiza de su autor y personaliza para sí. En una traslación no se trata de apropiarse de un poema y reescribirlo conforme a las propias pulsiones. Se busca más bien crear una imagen que refleje, con las leyes de una óptica compleja y difícil de dominar el poema original en el espacio de la lengua de llegada.(...) Se trata en suma de descubrir cómo rearticular, con los mecanismos de la lengua a la cual se traduce, el dispositivo original para que vuelva a adquirir su tensión primaria. El traductor en la translación despersonaliza relativamente, pues en lugar de usar el poema original para activar sus refernetes emocionales y lingüísticos propios, trata de que éste se mueva y acomode en la nueva lengua sin esas torsiones y disorsiones, hasta encontrarse a sus anchas. La experiencia es extraña, pues implica desprenderse un poco como autor, y moverse en registros ajenos y muchas veces desconocidos. Hay un momento en que se avanza a tientas, ya que es el propio poema original el que busca su acomodo en la topografía de la nueva lengua (...)

*Tomados de: LA GENERACIÓN DEL CORDERO, antología de la poesía acutal en las islas británicas. Carlos López Beltrán y Pedro Serrano, Trilce Ediciones 2000

No hay comentarios.: