octubre 25, 2005



Contra sí mismo el cuerpo se revuelve,
cumple sus mil milímetros de pan,
migajas esparcidas, mendrugos,
se cuece en cada axila, huele,
cae ruminoso por el vientre, bocas,
pan mojado del sexo, tinto de olores, rancio.
Crece hacia dios el cuerpo, se eleva,
moja la cama y el amor, el pan y el vino.

Andan alisios por el pecho, nadan azules en las manos, andan.
En la impiedad de la cintura vuelve a instaurarse el miedo,
hay que tornar al punto del dolor, hacerlo sueño,
dar en el acto de la huida, descontraer.
(...)
-Pedro Serrano- (México)

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