noviembre 15, 2008

lo que nos hace humanos



Muchíguese la risa, marimba vuelta en ecos de color azafrán anaranjado. En brotes, brotes secos, rebelión repentina y en ristre: serpentina, flechas en el carcaj, la carcajada. Risa en los ritmos de la marejada. Muchíguese, levántese, camine, echémonos un faje aquí en el cine. Álcese al lodo todo lo aquí concupiscible, con Cupido apuntando frente a todo lo bello, lo risible de la vida maltrecha, risa a punto de flecha, punta de flecha, sí: los ecos y sus brotes. Nuestros obispos son, ya, corazón, como los zopilotes en mi país de azúcar: animales folclóricos y bellos. Muchígate, marimba, corazón, los prelados, sin fe, mas con artículo de fe, son, corazón, salvados en su bello ridículo, en su cómica muerte, rendidos, redimidos, mejor entre más gordos, entre más reaccionarios; sácales con tu risa escapularios, dale a su cruz nuestros serruchos varios, nuestros muchos serruchos voluntarios. Serrúchalos con risas, con luchas, con ovarios. Muchígate tonante, corazón;muchígate tonante y hazte muchos, muchísimos serruchos, dispara nuestra risa muchigada… y a la chingada. Mi país es de azúcar, calavera. Tu flecha verdadera, marimba y carcajada,vuela hacia el orificio del culo del Santo Oficio. Hacia su involuntario sacrifico, con el que apenas nacen, el redentor ridículo que hacen (al orificio de ellos, corazón). Nuestros obispos son animales folkclóricos y bellos. Desde cada mujer con manzana y serpiente, desde su propio vientre, con carcaj y con brisa y marejada, dispara nuestra risa calavera, nuestra risa marimba,verdulera, siringa,siringa y sublevada.