marzo 31, 2006

El valor de la poesía es lo que se obtiene al escribirla.
Cuando escribo y recorro los caminos de la poesía me siento cada vez más ansiosa, con más cosas que escribir , pasan los poemas por mi escritorio y siempre siento que allá a lo lejos viene otro volando en sentido contrario, tendré que ponerme alerta para atraparlo y esto se convierte en una avalancha de textos que se me vienen al cuerpo, de ideas que tengo que anotar en el semáforo y de poemas que pienso al estar conciliando el sueño, poemas que no anoto muchas veces y se van para siempre.

PERO EN SERIO ¿VALIÓ LA PENA?




Ya no podemos escribir como en esa época, en los años oscuros
cuando creíamos que el numen podría pertenecernos,
cuando era fácil creer que se haría la Gran Obra,
el poema de gran hálito con la música y el significado
que nos darían los dioses ( cómo no creerlo),
que la poesía y el ángel, la figura y la forma serían para nosotros.
(...)
Pero en serio , es una pregunta en serio para uno mismo o para cualquier poeta
a cierta altura de su edad: ¿valió la pena el sacrificio, valió l apena abandonar
la apuesta de la acción para entregarle la vida a la inutilidad de la poesía?
*


Vale la pena Marco, vale la pena verte en Guadalajara presentando tu libro a lado de la emotividad de Hilda Morán, compartir unos tintos y que regrese la golondrina, nos revolotee por la cabeza y concluyamos que sí, que está valiendo la pena.



*del libro: Viernes en Jerusalén. Marco Antonio Campos.

marzo 28, 2006

"Dichosos"
En el gerundio de la amistad uno descubre rostros, esencias, letras que si valen la pena. (de izq. a der. la Moro, Eduardo Casar, Cristina Puig)

marzo 15, 2006

Mucho que hacer, poco que postear

He ido escribiendo, acumulando un montón de textos para juntarlos en un sólo libro. La idea es un experimento con la metáfora, una sucesión de imágenes, evocaciones, invocaciones y conexiones con las neurosis, los placeres,las sorpresas, los lugares soleados y los anhelos.
Estrofa, tras estrofa, casi sin ser divididas, conforman una sucesión de acontecimientos que se despliegan en la parte izquierda de la página. Así, se está conformando el Libro de La Apuesta, un libro para sentir, nunca para comprender, porque al fin y al cabo la poesía no es para entenderse o para explicarse, si no para recrearnos en ella, refugiarnos o enojarnos con sus versos, empatarnos o rechazarlos.
Gracias a todos lo que creen en este proyecto: A Karina Macció, por ponerle objetivo; a Ricardo Mercader, por la producción ejecutiva; a la ambientación de parte de Santiago Moro y Ciudad Granja; a Ramón Godinez por preguntar a cada rato; a la noche por afectarme y posibilitar esta aventura.

marzo 07, 2006


Mi nueva columna: POR SI LA RECUA, en WWW.CAFÉ QUERÉTARO.COM