julio 15, 2005

(...) del surtido de risotadas o golpes de centauro que inventó no sé quién que vino. De la foto que ya no me es.
Del tartamudeo de los complejos, de la asfixia o la culpa, de las mañas y las buenas fechas. (...)
Del diálogo oculto del último fornicio, del diálogo de antes de cerrar ojos o el diálogo en el sillón con la sombra.

EL ESCARMIENTO

Estás ahí. El calor te obliga a extrañar las lluvias y en tus ojos imaginas las nubes intermitentes que juegan a desaparecer la tarde naranja.
¿Cuántos más Nacho? ¿Cuántos amigos se fueron de tus dedos fiscales, de de tus sonrisas ingenieras y envasados abrazos?
Mientras muerdes tu camisa húmeda, la colilla de aire te susurra tus mentiras una a una.
Apretado; metes la mano cansada de rasgar, en la bolsa del pantalón caki, donde se quedó guardada la última carta para un amigo que se te fue suicidamente.
Ya es tarde Nacho, el embarazo de tu tiempo, redobla su paso gritándote para que te muevas de donde estás. Un suspiro a ver si consigues algo de oxígeno y se te pasa el coraje de no controlarlos a todos. Tú que enganchabas cualquier pez para comértelo, tú que abrías cualquier puerta, que a mayor chantaje lograbas que tu presa te ofreciera más flores; tú, que te habías prometido no volver a querer a nadie, tú que cargabas bajo el brazo toda la teoría posible y dominabas el camino desde cada ángulo.

Ahora Nacho, se llena de lodo tu cabeza, ya no te rascas el hombro y aunque tu saxofón está a un lado, ni aire para soplarlo. Ni tu nefasta mujer puede escucharte, ni al ataúd puedes abrirle la puerta. Parece que ha empezado a llover.

julio 06, 2005

EN EL BOTE

Entré al bote de basura
para sentirme abismo
por el aburrimiento
por casi todo

Para habitar en restos domésticos
amarrar manos y piernas al ánimo
para escribirme en simplezas
por si Certeza vuelve

Frente a la invasión de la oscuridad
con el vértigo en los extremos
recibí un abrazo casero
nutrido con desperdicios

Me quedé a oscuras
sin el auxilio de mi nombre
con el reclamo de cuerpo entero

No me lastimó el encierro
Ni lo incrustado
Ni la nostalgia de contorsionista

Me descalabraron
los cabellos despeñados en recuerdos
goteros llenos de besos
los teléfonos y direcciones del siglo pasado
papeles con miradas caducas
las ganas de ser lámpara
esperar a Certeza
mientras las moscas con su fiesta

Y el espanto
el espanto de cubrirme
con cáscaras de plátano los huesos.